domingo, junio 28, 2009

Mujeres liberadas





Ella es una mujer liberada…


Mariano Cabrero Bárcena - Es bueno comprobar como un hombre y una mujer se pueden tomar unos güisquis juntos, conversando tendidamente de sus mismos proyectos y aspiraciones laborables: se está produciendo poco a poco la liberación de las mujeres: ellas también quieren ser mujeres liberadas…




"No hables mal de las mujeres:
la más humilde te digo que es digna de estimación
porque, al fin, de ellas nacimos”
Pedro Calderón de la Barca
(Madrid, 1600-Madrid, 1681)



“Puede que esté dormida, quizá adormecida...pero que más da. Me pasa todos los días del año que tengo que levantarme sobre las 6:30 a.m., y es que el despertador no para de ‘ladrar’,deseo no ir al trabajo porque me aburre sobremanera hacer todos los días las mismas cosas...Y total para qué me sirve trabajar tanto”. Nada de nada. Tengo que representar muchos roles: el de esposa amante, el de mamá complaciente, el de administradora del hogar. También soy la maestra de mis hijos, pues les tomo las lecciones todos los días...Mi liberación como la de las demás mujeres nos está costando un ojo de la cara. Y encima...lo de siempre: el repetitivo ‘acoso sexual’ de que somos objeto... ¡Maldita sea mi suerte! Lo digo una y mil veces: son reflexiones en alta voz, mis reflexiones puras y duras.



Comenzando el siglo XXI la mujer-hijas de Eva- y, pisando fuerte, van poco a poco consiguiendo su ya merecido puesto en el plano socio-laboral, que –en igualdad de derechos y también de obligaciones– le facilita una comunicación liberalizada respecto al hombre. Es bueno comprobar como un hombre y una mujer se pueden tomar unos güisquis juntos, conversando tendidamente de sus mismos proyectos y aspiraciones laborables: se está produciendo poco a poco la liberación de las mujeres: ellas también quieren ser mujeres liberadas…



No obstante, encuentran un riesgo que va a definir la amistad entre hombre y mujer: el impulso sexual que es inevitable que surja entre ambos. Existe una frontera –casi imperceptible– entre la amistad profunda y para siempre, y el amor propiamente dicho: la presencia o no de la atracción_sexual, la cual inclinará la balanza de la verdad hacia uno u otro lado.



Parece mentira que, en los tiempos actuales, con tanta información que observamos aparentemente entre los seres vivientes, sean necesarias las agencias matrimoniales o agencias del corazón dedicadas a poner en contacto corazones de mujeres. Esta última relación ha sido y es siempre personal e intransferible. No obstante, interponemos muchas veces nuestros propios individualismos, egoísmos... en función de lo que otros nos puedan resolver.



Entristece comprobar que las prisas, el estrés, el exceso de trabajo –para unos y otros–, las comodidades... nos mediaticen de tal manera nuestros corazones que nos hacen olvidar que poseemos “corazones vivos” para amar, desear, que se convertirán en corazones muertos de nuestra propia soledad, si no los usamos de forma racional, humana. Dice un proverbio chino: “Sólo se consume el que no ama, pero quien ama da hasta los huesos a los demás".



Debemos buscar “nuestra chica de los ojos verdes”, nuestra futura esposa, pareja sentimental... con quien recorrer el corto o largo camino de nuestra mortal vida, buscando felicidad... Empleos el arte de comunicar, conversar, etc., que parece haber sido olvidado últimamente de la faz de la tierra. El problema reside en nosotros mismos, pues pensamos que el dinero, el poder y los distintos placeres –que la propia vida nos pone al alcance de la mano–, serán los que nos libren de preocupaciones: nada más lejos. Uno piensa que el amor ni se compra ni se vende: se siente. Si no es así, no es verdadero amor.



Quizá uno, tu, todos... seamos nuestros peores enemigos y estamos fomentando la posesión de corazones muertos (por corazones vacantes), los cuales nunca jamás darán la felicidad a nuestros semejantes. Amad y seréis amados: he aquí una sencilla formula a tener en cuenta, para emplearla cuanto antes mejor. Todo un proyecto de vida perfectamente viable y hermosa.



Hagamos revivir esa capacidad de amar que todos llevamos dentro, puesto que amar es capacidad de ilusión hacia una persona, de entrega mutua, de compartir penas y alegrías que la vida nos tiene preparadas. Amor, trabajo, cultura: tres premisas compatibles y maravillosas, que dan sentido a una vida–corta o larga–, quizá con un probable nacimiento de un pequeñuelo... De alguna manera, si he de ser sincero, la soledad no es buena para nadie. Cuando Dios creó al hombre, dijo: "No es bueno que el hombre esté solo, le haré ayuda idónea para él" (Génesis 2:18). Y esto es así.



No ha mucho tiempo comentábamos entre amigos que, un día, los hijos tendrían que marcharse de nuestros respectivos hogares, pero cuándo...Y se marcharon. Se fueron llenos de felicidad, y esto es ya bastante. Mi mujer y yo, nos cruzamos la pasada noche las miradas y, en nuestro silencio, vimos dos habitaciones vacías. Es ley de vida.



La liberación de la mujer ha contribuido a que las hijas de Eva salgan a la “selva de la calle’, donde cualquier desaprensivo ‘matacorazones’ se creerá que es dueño de nuestras féminas. El acoso sexual se ha convertido últimamente en el pan nuestro de todos los días, y esto se produce en todos los ámbitos de la vida laboral y funcionaríal. Y es que nuestras mujeres sigloXXI son fuertes, valientes, capaces, creativas, bellas y sonrientes. ¡No se podía esperar menos de ellas!



Empezando un nuevo milenio, a nivel social, todavía quedan temas pendientes que resolver: uno de ellos es la igualdad entre hombres y mujeres dentro del mundo del trabajo. Nuestras féminas tienen talento, y lo están demostrando a cada momento, escriben libros y se sientas en las cátedras universitarias... formando parte del organigrama social por méritos propios: son mujeres siglo XXI. Eriksonl mantuvo que “las mujeres están destinadas a cuidar niños”. Se equivocó, como seres humanos que somos.



Y sin embargo llegó el momento de comprender que la mujer está dotada de razón, memoria, entendimiento y voluntad, y corazón para sentir y amar. Se abrió para las hijas de Eva el mundo cultural de las universidades, y el resultado fue tremendamente satisfactorio: medicina, abogacía, ingeniería..., toda clase de profesiones son ejercidas actualmente a las mil maravillas, para bien de ellas y del mundo entero.



Las madres de nuestros hijos tienen gran capacidad de sacrificio; son, sobre todo, personas dispuestas a amar: aman lo bueno y lo malo también. Sí es cierto que son genéticamente distintas a nosotros, pero no olvido que son maravillosamente complementarias. Si perdiera mi esposa, mis ojos quedarían oscuros y la brújula casera nunca marcaría el norte. Recuerdo sus desvelos y trabajos- inquietudes- para conmigo y los míos y, viéndola, sé que las demás mujeres tienen un lugar privilegiado en el corazón de sus maridos.




La Coruña, 28 de junio de 2009
Mariano Cabrero Bárcena es escritor
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