jueves, octubre 21, 2010

La vocación de ser médico



http://www.alhaurin.com/noticias/imagenes/2010/Octubre/Medicos.jpg“La vocación de ser médico nunca la he tenido, pero, si lo hubiera sido, habría practicado "el arte de curar" con todas sus consecuencias. Curando el cuerpo, sin duda, se cura muchas veces el alma, nuestra alma que navega negra por el mundo actual que nos ha tocado vivir: muchas hambres y muchas guerras. Es decir, trabajaría en la medicina pública a cal y canto, olvidándome para siempre de la medicina privada-no tengo nada contra ella-, pero entiendo que ésta resta el suficiente tiempo-tan necesario para atender a tantos enfermos-en lista de espera-, de la Seguridad Social española”.
 
Si yo fuera médico, y lo digo con toda mi alma, trabajaría para curar a mis enfermos. Me conectaría-con hombres y mujeres- como si fueran de mi propia familia. No como se actúa actualmente: cita, acto de presencia ante el galeno de turno-de cinco a diez minutos por persona-, se extiende la correspondiente receta médica por lo que presumiblemente padece el enfermo…, y ¡(…) a casa! Nos meteremos en la cama, y pronto…nos curaremos ‘por arte de birlibirloque’ (por medios ocultos y extraordinarios). Así funciona la medicina pública española en los momentos actuales.
 
Dicho sea de paso, escucharía a los pacientes para que me contasen… sus historias y cuitas personales, a fin de que desahogasen los malos pensamientos que albergan sus almas. Hablarles como lo hago con mis amigos, y darles tiempo para que me cuenten los que les pasa o lo que no les pasa: me da lo mismo. Uno entiende que las palabras curan tanto como las aspirinas, e, incluso, más aún...Por tanto, entendemos todos que la medicina privada-su práctica-, debe dejar de ser un negocio crematístico para convertirse en un servicio público.
 
¡Qué nadie deje de ser sanado-con la urgencia que necesitan su males-, por falta de medios económicos bastantes, o por esas interminables ‘listas de espera’ que, cuando te llega tu turno, puedes ya hallarse en el ‘reino de los justos’. Un médico o enfermera tranquilo, seguro de sí mismo, seguro de lo que hace…, se ha demostrado que transmite un testimonio emocional y convincente al aquejado por cualquier enfermedad, que le hace disminuir el dolor, su dolor…
 
Entiendo perfectamente la monotonía imperante en el trabajo de cualquier galeno de turno. Si realmente en una mañana-pongamos por caso-, tienen que ver a treinta o treinta y cinco pacientes, y al siguiente día ocurre otro tanto de lo mismo, ineludiblemente, ninguno de los aquejados de dolencias-más o menos importantes-, podrán ser diagnosticados adecuadamente .Y es que cuando nos convertimos en instrumentos desafinados, es decir, cuando nuestra salud psíquica y física empieza a hacer agua por todos los lados, y en este momento, es cuando necesitamos un doctor, que practique la medicina y que, al mismo tiempo ,sea nuestro amigo cuando la enfermedad mine nuestro cuerpo y nuestra alma.
 
Hemos de evitar que se desarrolle una pirámide interminable que expulse por su parte superior puntiaguda "humos con miedos", pues, a la corta o a la larga, los miedos colectivos tienden a desarrollar y desencadenar una reacción en cadena con resultados conflictivos e imprevisibles. Así de fácil. De la misma manera que violencia engendra violencia, ocurre lo mismo con el miedo que engendra miedo.
 
"¡Hoy tengo un mal día! ¡Todo lo veo negro! ¡Me duele el corazón!", solemos decir, como si dicha víscera muscular fuera capaz de detectar dolores. Dentro de estas afirmaciones y otras similares llevamos inserto un mundo de miedos (fobias, muchas veces): miedo al amor, al infarto de miocardio, al cáncer, al Sida (Síndrome de Inmune-Deficiencia Adquirida), miedo a perder la cabeza, miedo al sufrimiento, miedo al dolor...: tantos miedos juntos crean barreras, barreras  en nuestro intelecto. Todos estos temores que nos amenazan-en los prolegómenos del siglo XXI-al mismo tiempo, nos conducen inevitablemente al gran miedo que todos llevamos dentro: nuestro miedo a la muerte.
 
La sociedad que nos ha tocado vivir tampoco nos ayuda precisamente a superar estas barreras del intelecto. Pensamos y actuamos, como seres humanos que somos. Y es que la panorámica mundial es problemática: guerras fratricidas, violación de mujeres-con resultado final de muerte- y sus derechos, malos tratos psíquicos y físicos a menores, detención ilegal de menores...que desaparecen para siempre, etcétera, etcétera. Bajo este contexto, es lógico que nuestro estado de ánimo se deprima, amén de que nuestra cotidiana vida está llena de preocupaciones, desasosiegos e inquietudes que degeneran en un estado de ansiedad y, que al final, concluyen en la tan temida depresión: el mal psíquico de nuestro siglo XXI.
 
Nuestra actual sociedad se ha olvidado de nuestros niños y ancianos, ignorando que los últimos han sido ya los primeros y, si Dios quiere, los primeros serán los últimos. Y es que nuestras universidades utilizan medios educativos trasnochados, que imparten conocimientos pero se olvidan de forman personas- jóvenes-, que son los verdaderos motores para construir un mundo mejor que el nuestros. La historia así nos lo enseña, y Rubén Darío también en su maravillosa Canción de primavera: "¡Juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver! (...)".
 
Estamos en un mundo presos del miedo y la no comunicación. Nos hace falta llorar, nos hace falta reír, nos hace falta comunicarnos...Nuestras penas y nuestras alegrías, pero comunicarnos. Por esto, sin duda, nos pasamos la vida "Mendigando humanidad". Hagamos que nuestros semejantes sean hermanos nuestros. Ese cerebro del que tan poco sabemos es, sin duda, ‘la caja negra’ que transmite miles de órdenes a nuestro corazón, que riega la sangre necesaria para que podamos respirar, comer y dormir todos los días del Señor.
 
Pues si un doctor en Medicina nos proporciona  el bienestar del cuerpo, el equilibrio emocional, y, al mismo tiempo, nos mitiga la violencia de algunas enfermedades-en la medida de sus fuerzas-, el dolor que acude rápido a nuestra alma será siempre más llevadero. Nosotros-los mortales-que somos meros pasajeros en tránsito, buscaremos siempre aquello que nos une con nuestros semejantes: el mismo origen, el mismo hábitat, el mismo destino...; y olvidaremos lo que nos diferencia: religión, xenofobia, racismo, idiomas diferentes, pobreza...
 
Sin presente y sin futuro, necesariamente, la vida en la vejez tiende a refugiarse en el pasado: ¡Qué tristes perspectivas de vida se avecinan para las personas mayores! Pienso, muchas veces, que es provechoso reírse de un mismo e, incluso, de nuestra propia sombra: de esta manera descubro lo poco que sé, y lo mucho que me queda por aprender.

La sociedad que nos ha tocado vivir ( ¿ esa maravillosa democracia española, qué nos habla del estado de bienestar para todos, qué nos habla de la igualdad de oportunidades, qué nos habla de viviendas asequibles para nuestra juventud...?) ha "roto aguas", y ha relegado a las personas longevas, única y exclusivamente, para que emitan su voto cada cuatro años...: a lo sumo ha construido pocas residencias-jaulas de soledad-donde podemos ir a morir, y, desde luego, ser olvidados por propios y/o extraños. Eso sí, para morir con tranquilidad, llevando sobre nuestras espaldas sacos pesados con tierras cargadas de olvidos, penas y sinsabores.

La Coruña, 17 de octubre de 2010

© Copyright Mariano Cabrero es escritor

jueves, septiembre 23, 2010

La victimización de los jóvenes

El tomar alcohol se ha convertido en una droga fácil de obtener: Vemos -con mucha tristeza- que miles de jóvenes se agrupan durante las noches de los viernes y los sábados para consumir alcohol-droga actual del cerebro humano-, en grandes cantidades. Es “la litrona” una gran diosa a la que rinden pleitesía chicos y chicas: cada vez más jóvenes, con el consentimiento de los padres, con el consentimiento de las autoridades de turno que, aunque teniendo leyes aprobadas al respecto, hacen mutis por el foro. Estos hábitos nocturnos están llevando a nuestra juventud al deshabito del estudio, a la falta de energía e interés por el trabajo, a perder ilusión por la vida…, consiguiendo que sus hígados se conviertan en esponjas de la muerte: la cirrosis a la vuelta de la esquina les espera… ¡Drogas y más drogas del diablo!




Con cierta frecuencia aparecen en prensa diaria muertes súbditas de jóvenes–hijos nuestros, a la sazón presa fácil de desaprensivos (yo diría: homicidas, pues saben que lo que venden mata), que valiéndose de estratagemas o engaños facilitan que adolescentes de 13 ó 14 años comiencen a probar el “hachís” (chocolate) conocido vulgarmente con el nombre de “porro”.


Esta es la primera etapa de la iniciación; después vendrá la heroína, la cocaína, MDA o droga del amor(es droga, en el terreno físico, dilata las pupilas, provoca sudoración, disminuye el ritmo respiratorio y actúa como inhibidor de la potencia orgásmica...Con sus posibles efectos nocivos a largo plazo), el éxtasis, ¡la muerte!(Los jóvenes suelen empezar a consumir cannabis a los 13 o 14 años y cocaína alrededor de los 18 años).



Hoy en día, y lo vemos en la realidad a diario, el homicidio juvenil es harto frecuente en América Latina. No ocurre lo mismo en América del Norte ni en Europa, afortunadamente. Mas por este camino vamos...En África también nuestros muchachos/as son objeto de homicidios, pero se producen como consecuencia de conflictos armados realizados por adultos.



Y es que las victimizaciones de los jóvenes–ya entre bandas rivales, ya entre mafias que se dedican al tráfico de órganos vitales del ser humano para trasplantes...–, obedecen a múltiples causas: los adolescentes están abandonados por los gobiernos de turno de estos países, y, además, no encuentran ni encontrarán respuestas claras a entornos familiares adecuados para la convivencia, al mundo de las escuelas para la enseñanza, al mundo del trabajo...Aquellos dirán: “Moriremos siendo jóvenes”. Y añadirán: “Trabajo quiero, que no dinero para comprar drogas de la muerte lenta, y terminar en olvido eterno”.


El hombre nació libre, es libre y creador -descubridor diría yo-, y no debe someter su voluntad e inteligencia a los estupefacientes –drogas, alcohol, tabaco…- para que éstos le produzcan fiesta, concentración y descanso, todo de manera artificial. El cuerpo humano tiene en su interior más de 400 productos químicos que son capaces de dar alegría, tristeza, sueño, amor, odio..., pero de forma natural. Todo servido por nuestro intelecto. Prueba de lo que digo, sin duda, es el siguiente ‘amor pasional’ de dos mujeres, salida de mi intelecto (sin comerlo ni beberlo, como vulgarmente se dice), y sin vivir en absoluto lo que narro a continuación:



a) Si existe amor pasional entre mujeres: no lo negaré. Nosotras somos casadas, y hubo cómplices en nuestras relaciones sexuales: el otoño, las hojas que son secretos caídos que lleva el viento, la noche con la fuerza que da el amor… Somos almas ardientes, y buscamos lo siempre deseado

b) Ésta pudo haber sido, la playa, el día, la hora…en que la historia de dos mujeres se desarrolló. Se conocieron, se amaron, y en las sombras de la noche se dijeron ¡adiós! Cualquier cosa, cualquier acontecimiento puede ocurrir bajo la bóveda del cielo que albergan las estrellas. Y éste que narro fue uno de ellos. Quizá fue un sueño, una inspiración. ¡Y qué sé yo…! Este capricho, sueño, inspiración o realidad existe desde la noche de los tiempos. Dos mujeres atadas por el amor, porque el amor existe a nivel universal entre gais, lesbianas y heterosexuales…Y es que si alguien no ama en este mundo, posiblemente, esté esperando la muerte.

c) Si existe amor pasional entre mujeres: no lo negaré. Nosotras somos casadas, y hubo cómplices en nuestras relaciones sexuales: el otoño, las hojas que son secretos caídos que lleva el viento, la noche con la fuerza que da el amor… Somos almas ardientes, y buscamos lo siempre deseado. Después –quizás… con un ¡hasta luego!– merecerá la pena haber roto el roble amoroso que nos separaba. “Es hora, nuestra hora de los sueños –me dice mi antigua alumna cuando acude a la cita concertada –, de las relaciones carnales anheladas. Todo está escrito. Despojémonos de nuestras ropas, y busquemos sábanas – sin sogas indiscretas – donde yacer cuerpo contra cuerpo”. Su cuerpo de carne viva –cabellos bronceados y ojos con mirada desnuda – me había hecho su cautiva. Veintitrés años sin rumbo, sin límites humanos…

d) Sí existe amor pasional entre mujeres: no lo negaré. Allí –en las afueras de la gran ciudad – acaeció nuestro bacanal de mohines y carantoñas. La guarida de nuestro encuentro se encontraba al lado de una salvaje playa, tan salvaje como el ánimo voluptuoso –río profundo – que recorría nuestras venas. Desnudos los cuerpos combatieron sin medida –sobre la arena –, vientre contra vientre, pezones contra pezones… Nuestra sangre fue una y abundante sangre de placer. Mis cincuenta años no me perdonaron tanto exceso amoroso, pero las almas se tranquilizan, precisamente, con lo desconocido… con lo que estaba prohibido y hoy es llamado “opción sexual amorosa”, aunque el sexo sea el mismo. Belleza, armonía, besos ardientes, besos robados, lenguas insaciables, manos temblorosas y húmedas: he aquí el compendio de tantos y tantos orgasmos habidos. Nuestras manos, nuestras bocas cumplieron su misión. ¡Qué lejos quedaban los caprichos! ¡Qué fríos –helados – nuestros cuerpos! Ambas –nuestras voces – exclamaron: “¡Ay deleites perdidos y encontrados! Qué lejos de nosotras estuvisteis. Qué próximo el cielo: ¡lo abrazamos! Qué esclavas de los hombres pernoctamos”.

e) Cerca, muy cerca pulularon testigos las estrellas, y la Luna caprichosa esperaba: humillarnos, inculparnos, violentarnos… Allí, y sobre la playa negra de arena, dos mujeres –madura y joven – sin barreras, valientes, con luz de noche primavera –cuerpo a cuerpo – se entregaron, se amaron, se salvaron…, y llegaron a esculpir sobre una piedra: “Ayer, en tiempo muerto, quizás un instante –sin siniestras intenciones – fuimos más mujeres, en la noche del Dios de las estrellas”. Un luna débil acariciaba las aguas de la salvaje playa, y las dos mujeres–joven y madura–ya puestas en pie, levantaron sus brazos–amantes antes–, hicieron oscilar sus manos, y se perdieron para siempre, teniendo de testigos las estrellas...


Nuestra civilización actual, si así podemos llamarla, sufre como consecuencia de plantas cuyas respectivas virtudes fueron explotadas por todas las culturas. Hasta hace décadas, nadie se preocupaba de regular su siembra y recolección, mientras que ahora el hecho del cultivo de sustancias tóxicas cobra dimensiones de catástrofe planetaria: capitalistas, socialistas, comunistas, cristianos, mahometanos, etc., se unen en una cruzada común por la salud mental y moral de la humanidad. Tenemos que preguntarnos: ciertamente, ¿quién sale beneficiado con la ilegalidad de ciertas sustancias? Con evidencia podemos responder: los toxicómanos enfermos: no.



Piensan los aludidos gobiernos en bajar la edad penal de los menores en cuestión, para, de esta manera, poder almacenarlos, como si...de trastos viejos se tratase, y asunto concluido. Así, una vez enjaulados, y esto es harto conocido, serán presas seguras de la droga y el homosexualismo provocado, siendo estos últimos hermanos de sangre inseparables. Vivir para crecer, crecer para vivir, y, al final, ni crecer ni vivir..., morir lentamente su sufrimiento.


El uso y abuso de los tóxicos ha sido utilizado y está demostrado hace miles de años por ciertas religiones, sectas, medicinas y distintos poderes establecidos por las personas, para obtener estados de predisposición hacia los mensajes o teorías que predicaban los “súper-hombres” o “líderes”, y así conseguir el mayor número de prosélitos.





El hombre nació libre, es libre y creador, y no debe someter su voluntad e inteligencia a los estupefacientes, para que éstos le produzcan fiesta, concentración y descanso, todo de manera artificial. El cuerpo humano tiene en su interior más de 400 productos químicos que son capaces de dar alegría, tristeza, sueño, amor, odio, etc., pero de forma natural; todo movido por nuestro propio intelecto.


Nuestra civilización actual sufre como consecuencia de plantas y cuyas respectivas virtudes fueron explotadas por todas las culturas. Hasta hace décadas, nadie se preocupaba de regular su siembra y recolección, mientras que ahora el hecho del cultivo de sustancias tóxicas cobra dimensiones de catástrofe planetaria: capitalistas, comunistas, socialistas, cristianos, mahometanos..., se unen en una cruzada común por la salud mental y moral de la humanidad. Tenemos que preguntarnos: ciertamente, ¿quién sale beneficiado con la ilegalidad de ciertas sustancias? Con evidencia podemos responder: los toxicómanos, no.


El dinero es el “gran ganador” y el causante del consumo de drogas. Él es anónimo, uniforme y permanente; creo haber leído que está en funcionamiento hace más de 4.500 años en intercambios mercantiles. Esto es triste, pero es la realidad. ¡Poderoso caballero es don dinero!, que dice nuestro refranero español.


La idiosincrasia de cada país es distinta: Madrid no es París ni Nueva York. Quizás, lo que es bueno para Holanda no lo sea para España. ¿Acepta la sociedad española la legalidad de “ciertas” sustancias tóxicas? Estoy hablando del “Cannabis”, por decir algo. Creo que son los médicos, legalistas, moralistas, etc., quienes-en resumidas cuentas-, tienen la última palabra.


¡Qué triste es morir siendo joven!, sin haber vivido el tiempo, espacio de tiempo, que Dios nos tiene asignado en nuestra terrenal estancia. Da pena reconocer lo que el un genio del siglo XX, Walter Benjamín (1829-1940), ensayista y crítico alemán, dejó escrito: “Versalles no es lo bastante grande, y la eternidad no dura demasiado...”, cuando presuntamente consumía “hachís” a solas en un cuarto de París.


“Agua clara, aire puro y limpieza son las principales drogas de mi farmacopea”.
Napoleón Bonaparte.



La Coruña, 22 de septiembre de 2010

©Mariano Cabrero Bárcena es escritor

domingo, febrero 21, 2010

Hablando de dos gigantes









“Cuyas economías capitanearán el futuro…”.
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Washington y Pekín tienen sus discrepancias basadas, quizás, en los siguientes puntos, a saber: a) la multimillonaria de armas a Taiwán; b) la reevaluación de la divisa china, y c) el próximo recibimiento del Dalái Lama por parte de Barack Obama, presidente del Ejecutivo norteamericano.

Muchas armas que EEUU ha vendido a Taiwán, y en una época que existe un distanciamiento entre China y la isla: Hacia ésta están mirando ciento de misiles de gran potencia, que, en su día, pueden dispararse, y más bien como mala fortuna.

Los norteamericanos muestran cierta irritación con los chinos, porque China no da su brazo a torcer en relación con la política a seguir por los primeros. Estados Unidos quiere y desea controlar los regímenes energéticos del mundo: Oriente Medio y Asia Central. Ejemplo de lo que digo, se ha desarrollado fehacientemente en sus intervenciones imperialistas, diría uno, en Irak y Afganistán. Sin olvidarlos de la fuerte vigilancia que mantiene sobre Irán.

Los Estados Unidos de América es un país que, respirando armas para matar por los cuatro costados–de norte a sur y de este a oeste–, siembran de muerte el mundo entero, pues es el primer productor y exportador de éstas: las armas ,muchas veces, sólo sirven para matar. Matar por matar: Es la triste realidad con la que nos encontramos todas las mañanas, aún con el café humeando de caliente, y abrimos cualquier periódico que nos echamos a las manos...Y ellos, los norteamericanos, al levantarse y leer diarios, sin duda están respirando armas para matar que siembran la muerte en el mundo entero. (Confucio, y en sus Diálogos, manifestó: “El gobierno es bueno cuando hace felices a los que gobiernan y atrae a los que viven lejos”.)


Estamos hablando de dos gigantesl –EEUU y China–, cuyas economías capitanearán el futuro del mundo habitable. China ha entendido que, si quiere crecer, ha de establecer un sistema económico basado en el consumo interno, y no tanto en la exportación de productos de poco valor, que generan pocas divisas para su erario económico.

Y es que en Occidente estamos atravesando una crisis–económica y financiera–, que afecta a China como país, que es, eminentemente exportador. Los chinos saben muy bien, y esto es así, que han de estimular su consumo interno si es que quieren crecer. Piensan, y están en lo cierto, que Pekín y Sanghaí no representan al país entero: existen 135 millones de chinos viviendo en los umbrales de la pobreza.

Y es que en Occidente estamos atravesando una crisis–económica y financiera–, que afecta a China como país, que es, eminentemente exportador. Los chinos saben muy bien, y esto es así, que han de estimular su consumo interno si es que quieren crecer. Piensan, y están en lo cierto, que Pekín y Sanghaí no representan al país entero: existen 135 millones de chinos viviendo en los umbrales de la pobreza.

La incertidumbre de la economía mundial está motivada, y a mi modesto entender, en la falta de información puntual y al ‘paro obrero’.Estaremos siempre mientras nuestro ‘cáncer familiar actual’–la falta de trabajo–, siga afectando a buena parte de la población española, que se encuentra con el agua al cuello para llegar a fin de mes, y abonar las cuotas para la amortización de ese piso que pensaron iba a ser de su propiedad, y con el paso de los años...

Y es que buscamos todos lo mismo: trabajo. Tratamos que sea idóneo y seleccionamos aquel que nos despierte cierto placer al desempeñarlo, para que el rendimiento y el equilibrio estén asegurados. No obstante, algunas empresas suelen cometer el error de colocar al trabajador en un puesto de trabajo superior o inferior a su capacidad. En el primer caso, el contratado responsable se sentirá frustrado, pues no conseguirá más que fracasos y amonestaciones–lógicas–por parte de sus jefes más inmediatos; en el segundo caso, si el empleado está cualificado para desempeñar tareas superiores a las encomendadas, a la larga, se encontrará descontento y no motivado, redundando en su bajo rendimiento.

Pero hoy por la juventud no puede seleccionar el ‘trabajo’ idóneo a sus facultades física e intelectuales: se conforma con cualquier trabajo para subsistir, y apartarse de esa marea negra que produjo la recesión actual: verdadera crisis financiera mundial.

La República Popular China –neoliberal y capitalista al mismo tiempo–, está dando un giro hacia la izquierda, potenciando un anti-mercado exterior y apoyando a las empresas estatales.

Siempre que un país crece–económicamente hablando–, y de forma y manera ascendente irrefrenable, su política exterior se hace más enérgica e inflexible: Esto es lo que está ocurriendo en China, y en la actualidad. Los chinos saben, y es obvio, que han de sacar de la pobreza a los 135 millones de hermanos que habitan en la República Popular China.

Ha de existir entre EEUU y China un espíritu de colaboración ambicioso y responsable, y a corto plazo, en lo político y lo económico, si queremos erradicar del haz de la tierra el terrorismo representado por Al Qaeda, quien esta latente en todo el mundo: Los talibanes y los piratas somalíes son buen ejemplo de lo que reseño. Siempre habrá un individuo o pequeños grupos dispuestos a inmolarse, atándose alrededor de sus cinturas granadas-bombas, que sembrarán de sangre inocente las ciudades del Globo Terráqueo.

Vemos y comprobamos que los conflictos armados entre países van disminuyendo poco a poco, pero en cambio las guerras civiles, revoluciones, insurgencias... están al cabo de la calle. Son los países que no acuden a Munich, que proliferan como los mosquitos en épocas veraniegas.

Dos son las monedas que luchan entre si: El dólar y el yuan. EEUU hace peticiones en el sentido de que los chinos revalúen su moneda, mas éstos no están por la labor. Ambas naciones tienen la palabra...

Existe un programa nuclear secundado por Mahmud Ahmadineyadh , presidente de la República Islámica de Irán, aunque uno considera que el régimen iraní lleva hace años planteándose poseer armas nucleares. El Reino Unido, Francia,... han intentado solucionar esta crisis, pero Irán–sus gobernantes–no están por la labor. Sin duda alguna desean cerrarse al mundo occidental, y no marchar por la senda del progreso. Aunque muchas veces, y así lo comprobamos, el último esté bañado de sangre y lágrimas. No obstante, los iraníes están en su perfecto derecho a poseer energía nuclear, pues países como Israel, India, Pakistán... también la tienen. O todos, o ninguno: ¡tremenda realidad!


La Coruña, 15 de febrero de 2010
©Mariano Cabrero es escritor

Las flores del bien














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La hora y el día: cualquiera; la ciudad: una entre las muchas de España. Circulaba con mi viejo coche por las calles coruñesas, cuando el conductor de un lujoso vehículo hizo una maniobra en falso, en el sentido de que puso el intermitente indicando su desplazamiento hacia la derecha y, realmente, se fue hacia la izquierda; cometió un pequeño despiste, quizás, involuntario. Detrás iba otro automóvil, no menos lujoso que el anterior, que como consecuencia de la maniobra en falso del primero tuvo que cambiar de carril.

Al instante, mi cochecito y yo, quedamos parados ante un semáforo, casualmente, en medio de los ‘ocho ruedas protagonistas del incidente. El caballero (digo caballero, aunque no se portó como tal) de uno de los coches–ya maduro–abrió la ventanilla y dijo: “¡Me cago en tu...!” Creo que nombró a alguien de la familia. Acto seguido el señor abrazar segundo del segundo automóvil–joven–sacó la cabeza por el habitáculo, contestando: “Y yo en el tuyo”. Tampoco su postura fue la de un señor.

Asombrado mi 850 al ser testigo de lo que había pasado, me dijo: “¿Qué te han parecido esos dos caballeteres?”. Creo que han perdido las maneras, le contesté.

Sigo yendo en mi coche, y conduciéndole como siempre los hago, es decir, despacio, despacio...porque los años–los míos, más de setenta y...–, no me permiten hacerlo de otra forma. Escucho música, como siempre lo hago, y, a veces, miró por el retrovisor a una hermosa mujer de esas ¡qué quitan el hipo! Bien entendido: he dicho miro. ¡Cualquier día me voy a estrellar con las cuatro ruedas que circulan por delante de mí! Y me estará muy bien por viejo..., aunque entiendo que es culpa de mi corazón porque vive y late, porque vivir quiere decir soñar.

Otras veces, muchas más, cojo mi cochecito y me dirijo al campo: un viejo y buen amigo mío, al que ya nombro como ‘mi campo’. Me detengo a pasar un buen rato, leyendo aquellos libros que a todos nos gustan leer, y que nos tranquilizan sobremanera. Y este campo contiene hermosos y frondosos árboles, y pajarillos y flores silvestres y amapolas–las flores del bien, que no del mal–, que me recuerdan viejos y amorosos poemas de amor, y que, al escucharles acarician mis oídos y me engrandecen el alma. Las flores del bien que hacen convertirse a uno en un joven o viejo soñador, que hacen que el horizonte de la vida se nos muestre aún por descubrir, que hacen florecer en nuestro intelecto semillas –de amor y bondad–, perdidas en las entrañas de la tierra ,por que allí las olvidé cuando mis manos sentían la frialdad del hielo...

Mientras la vida–esa vieja amiga vuestra y mía–sigue su inexorable recorrido ya preconcebido, y nosotros hacemos oídos sordos a sus indicaciones y sugerencias, que recibimos todos los días del Señor: “¡Sed prudentes al conducir, pues las carreteras están sembradas de cadáveres, que fueron muertos por nuestras propias limitaciones humanas!”, terminó diciéndome.

Y es que la vida–nuestra vida–, y no sé el porqué, sabe y comprende que no somos dueños ni de un sólo instante de ella. Sabe y comprende que no somos inmortales, sabe y comprende que tenemos nuestros recuerdos de supervivencia muy limitados y en todos los órdenes de la vida (esa vida que no es nuestra): somos gentes muy imaginativas los españoles, que no trabajadores precisamente, y siempre estamos soñando con nuestra chica de los ojos verdes.

El estrés a que estamos sometidos por nuestra manera de vivir, irritaciones contenidas–quizás del propio trabajo que desempeñamos (aunque hoy en día muchas personas no padecen estrés porque no pueden trabajar: no hay trabajo a la vista) –, disgustos de tipo familiar, complejo de superioridad e inferioridad, etcétera. Todo este cúmulo de premisas ,y muchas más, influyen de forma muy negativa en nuestro carácter, y hace que nuestras conducciones lleguen a ser, en muchos casos, peligrosas para nuestros amigos los peatones, para los demás conductores y, por qué no, para nosotros mismos. Nuestra asignatura pendiente ha de consistir en reeducarnos cívica y vialmente hablando, para poder siempre desarrollar una buena seguridad vial. Nuestras armas a emplear, deberían ser: el respeto mutuo, la cortesía, la amabilidad... Erradiquemos la violencia, y fomentemos la reflexión.

Mi cochecito y yo seguimos recorriendo las calles, y últimamente, hemos observado tristeza, mucha tristeza en los rostros de las gentes con las que nos cruzamos. Esos rostros–caras con amargura en su expresión–, nos hacen saber: ¡Qué España va mal! , o que también el mundo marcha mal. Tendríamos que premiar la inteligencia, los buenos modales, la reflexión, la prudencia... (más bien todos estos dones de nuestro intelecto, y hoy por hoy, me da la sensación de que parecen molestar o molestan).

Por el contrario, aplaudimos las incorrecciones en nuestras conductas para con los demás, aprobamos las groserías que están al orden del día, despreciamos a nuestro prójimo cuando necesita de nuestra ayuda, e, incluso, cuando éste es objeto de malos tratos de palabra y obra( violencia de genero, que se dice ahora, y que siempre existió...,pero no con tantas y tantas muertes de mujeres maltratas por sus maridos o parejas sentimentales( me da igual), que todos a casi todos lo meses del calendario son portadas en lo periódicos de venta diaria o en el mismo Internet. Miramos solamente nuestro confort personal, y ¡el que venga atrás... qué arree! ¡Vaya tropa la que somos!, digna de lastima, en verdad.

No he pensado ni por un momento el dar una clase de religión (para eso están los curas), aunque lo parezca. Creo que todo lo expresado se está estudiando en esa asignatura, que dicen que es tan importante: ‘Educación para la ciudadanía y los derechos humanos’, que ya se cursa en nuestras autonomías, aunque entiendo que no está dando los resultados apetecidos, y, a las pruebas me remito.

Quizá esos conductores de que he hablado al principio se comporten, y en sus casas, con los mismos modales que mostraron en la calle cuando conducían sus vehículos, quizá no quieran entender que los niños siempre hacen lo que ven y oyen en sus casas, quizá crean que con la asistencia a las clases de enseñanza los niños/as obtengan suficientes conocimientos para su formación...Nada más lejos de estos asertos: los jóvenes serán hombres de provecho el día de mañana, si complementan la formación recibida–por parte de los profesores/as- en los centros de formación ,con la recibida en sus casas por parte de sus progenitores. Así es (si así os parece), obra teatral de Luigi_Pirandello .



La Coruña, 21 de febrero de 2010
©Mariano Cabrero Bárcena es escritor