Dialogar hasta con el propio diablo
El terrorismo español ha hecho una oferta de diálogo con la declaración de un “alto el fuego permanente”, contando con la generosidad del pueblo español. Son los violentos quienes han ejercido la crueldad causando muertes irreparables, temor, terror, detenciones ilegales asesinatos…, no respetando nunca los derechos y libertades de cualquier estado democrático, y el primero de los derechos: el derecho a la vida. La regeneración pudiera ser creíble siempre bajo un marco que abarcase dos premisas sine qua non: a) la entrega de las armas, y b) que los condenados -por delitos comunes de sangre- cumplan las penas integras.
La generosidad española ha alcanzado límites insospechados, pues ya son
muchos los muertos-cerca de mil- , que desde las tumbas gritan: ¡no matad más!
Uno piensa que se debe dialogar hasta con el propio diablo, pero nunca
venderle el alma-muestro honor-.Si no se
fuese a derramar una sola gota de sangre más, quienes consiguiesen negociar la
paz, deseada y ansiada por todos los españoles-vascos incluidos-, darían
muestras de ser inteligentes y hábiles políticos: hacen falta cabezas frías y
corazones templados, si hemos de salir de este “agujero negro” que es el
terrorismo español-guerra civil encubierta entre hermanos-.¿Cuestión de dinero
?: una sola vida humana vale más que todo el oro del mundo.
(Se han depositado 650.000 euros-108.150.900 millones de las antiguas
pesetas-, para excarcelar a Otegui, Olano y Petrikorena.¿ De dónde sale tanto
dinero? Un se pregunta de qué van a vivir nuestros hermanos violentos.
Solamente sabían matar...por dinero. ¡Maldito dinero!) Sé muy bien que es harto
difícil perdonar, pero, quizá, el olvido sea el mejor remedio para esta clase
de desgracias.
La madre del que fue concejal del
Ayuntamiento de San Sebastián, señor Ordóñez, victima del terrorismo, se
dirigió a los autores del asesinato en los siguientes términos: “Decid a
vuestros hijos que paren de matar; vosotras podéis hacerlo, pues próximamente
hablaréis con ellos en los centros penitenciarios ubicados en la autonomía
vasca. Yo, si quiero hablar con mi hijo, tengo que ir al cementerio”
Nuestros pensadores, ya fallecidos, Ortega y Gasset y Unamuno nos hablan
de la vida: el primero( “ Diario íntimo”) nos manifiesta: “Se dice y acaso se
cree que la libertad consiste en dejar crecer una planta(...); en no
podarla(...) si sus raíces se encuentran al poco de nacer con dura roca
impenetrable(...)”;y el segundo ( “Meditaciones del Quijote”) nos dice: “La
vida es libertad en la fatalidad(...), porque consiste en llevarse y soportarse
y conducirse a sí mismo.”Así pues, si una planta es vida, si la vida es
libertad, cómo se puede entender que asesinar(invitar a morir)-por todo el mapa
de la geografía española, por todo el mapa del dolor sembrado...-,sea
una conducta que pueda ser objeto para excarcelar a los convictos por
asesinato, ya que, si así se hace, veremos... La fuerza de ley nadie debe
burlarla.
Un difícil encaje es pactar con aquéllos que han sido durante más de
veinticinco años traficantes del dolor de España, pero los españoles ansiamos
todos vivir otra vez juntos-tuvimos la mala experiencia de nuestra Guerra Civil
1936/1939, provocada más bien por la ignorancia
de muchos, y la avaricia de unos pocos.
Recuerde, señor Zapatero, que fue usted nombrado presidente del Gobierno
español por el poder de los votos, y, sí es cierto que hoy por hoy posee
“poder” aunque realmente lo recibió del “sistema”, el sistema democrático
español también se lo puede anular. Piense y cumpla con aquellos que le
votaron-con España también-, y olvide, aunque nada más sea por un segundo, a
esos nacionalismos exacerbados e intolerantes, que buscan destruir la unidad de
los españoles en aras de su bienestar económico. Repase la Historia de España, por
favor.
El terrorismo español-yo así lo llamo, pues uno entiende que los vascos
son también españoles, y sigo insistiendo en esta racional teoría- es un dragón
de mil cabezas. Este último se extinguirá
cuando los partidos democráticos del País Vasco y el Ejecutivo del señor
Zapatero así lo procuren. El “dragón”
tuvo su santuario político-armado en tierras galas durante más de catorce años.
Contó con la anuencia del Gobierno francés-su presidente-, quién concedió a los
terroristas el poderse acoger a la Declaración Universal
de los Derechos Humanos en su art. 14, es decir, les concedió el derecho de
asilo a personas que mataban en virtud de ideales políticos. El tiempo nos
demostró que los traficantes de violencia ejercieron la última por dinero
(¿volverán a matar?): se mata por dinero, más perdonamos siempre por
amor...Matar es y será siempre un delito común.
Yo desearía equivocarme, pero pienso que Francia nunca nos quiso ni los
ingleses tampoco; los alemanes y los suizos solamente nos quisieron cuando
fuimos emigrantes como mano de obra barata. El dificultoso problema del
terrorismo español los tenemos que resolver, única y exclusivamente, los
españoles. Posiblemente
perdonando y olvidando, aunque nos cueste derramar...muchas lágrimas de
invierno.
La Coruña, 12 de abril de 2006
©Mariano Cabrero Bárcena es escritor
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