sábado, diciembre 16, 2006

Lágrimas que se vuelven hielo












Torturas en la cárcel de Abu Ghraib ( Irak) Presos en Guantánamo ( Cuba)
Violación de los Derechos Humanos Violación de los Derechos Humanos



Artículo de Opinión:
Lágrimas que se vuelven hielo

Es triste reconocer que nosotros los humanos–seres creados por el Dios, el todas las religiones–,llevamos dentro de nuestros corazones odio y venganza negra, que repartimos sin que nuestras conciencias sientan estupor o pánico de lo que podemos ser capaces de cometer contra nuestros hermanos en el mundo entero. La II Guerra Mundial, que comenzó Alemania, nos demostró hasta que punto el ser humano es capaz de martirizar, degradar, torturar, violar...a los prisioneros de guerra–mujerees y niños–, como se demostró en los campos de exterminio de judíos por tierras europeas.Porque, hoy por hoy, nos encontramos conque el hombre/er sigue siendo un fiera contra el hombre. Entiende uno que los animales matan para comer, para alimentarse y no morir de inanición. Y es que el hombre es una fiera contra el hombre, porque los animales matan para alimentarse, pero los seres humanos matamos y torturamos por el mero placer de torturar y matar..., haciendo sufrir –con nuestros actos--, a los más débiles, y verles llorar lágrimas que se vuelven hielo. Son semillas de violencia que albergamos en nuestros corazones, y que a lo largo de nuestra vida las empleamos como una falsa autodefensa y una revancha malentendida.(Y el justo se regocijará cuando, sediento de venganza, se lave sus pies con la sangre del malvado. Y, al presenciarlo, los hombres exclamarán: ¡Verdaderamente existe recompensa para el justo! ¡Verdaderamente existe un Dios que hace justicia en la Tierra! Libro de los Salmos ,58: 10,11.)

Y es que siempre se ha hablado de los Derechos humanos como algo fundamental e inherente a la persona humana. Éstos habría que respetarlos y hacerlos cumplir a rajatabla, pero uno se pregunta que ...quién lo haría. Cuando Saddam Husein cometió crímenes de guerra–estando en el poder–, ningún escritor árabe/musulmán fue capaz de alzar su palabra, opinión o comentario en contra de aquéllos(Existen muy buenos y competentes escritores de nacimiento árabe/musulmán. Lo mismo ocurrió cuando los atentados del 11-S en Nueva York–dirigidos por Osama Bin Ladem –, que golpearon con inmensa fuerza el corazón–esa seguridad del espacio aéreo de la que hacían gala las Fuerzas Armas americanas–, de los Estados Unidos de América. Poco o nada hablamos de los crímenes que se cometen en Ruanda, o los que se llevan a cabo en Irak–donde existe un guerra civil latente–, por parte de EE.UU. e Inglaterra. (No olvidemos esos “Cuerpos desnudos hacinados, disparos indiscriminados, convivencias en las mazmorras con los propios excrementos, cubrimientos de cabezas-¿violaciones?-, son hechos consumados sobre prisioneros de guerra en la cárcel iraquí de Abu Ghraib. Bajo estas condiciones infrahumanas-aplicadas en la base cubana de Guantánamo también-, los prisioneros-sean o no sean terroristas- acabarán sus vidas con sus mentes al borde de la locura. Y es que más allá del dolor existe el miedo, miedo a morir, miedo a perder la cabeza”.)

El presidente George W. Bush se enteró por la televisión, pero el Pentágono autorizó estas viciadas vejaciones. Desde luego con el beneplácito de la ONU y de la Comunidad Europea, pasandose por los cataplines la Convención de Ginebra. Uno piensa que esto es terrorismo de estado puro y transparente. No me gustan las americanas, nada los americanos, y, desde luego , los ingleses-primos hermanos de los americanos-menos aún. Los últimos son fríos, calculadores, belicosos por naturaleza y maravillosos seres para vivir solos dentro de las maravillosas Islas Británicas. La Guerra de Iraq se puede considerar como la del odio-venganza de EE.UU. por las matanzas de las torres Gemelas de Nueva York en septiembre de 2001. Actualmente, el belicoso señor Bush sigue en sus trece, y no sabe-por que no puede-acabar con la guerra de Irak. En esta nación existe mucho petróleo, cantidades inmensas de “oro negro” ,que se reparten en igualdad de condiciones americanos e ingleses. Los primeros, recogen la cosecha de la capital Bagdad; los segundos, hacen lo propio en la ciudad de Basora. Y esto es historia real y verdadera, a la que nadie pone coto. Triste es que sean los EE.UU-primer país productor de armas del mundo-, quien está dirigiendo en estos momentos la política internacional. Si la Comunidad Europea no toma cartas en el asunto, cree uno, sin lugar a dudas, que veremos más sangre inocente-niños y ancianos-, correr como ríos desbordados por el mundo entero.

Recordemos a Hezbolá “el partido de Dios”–grupo chií con conexiones perfectamente orquestadas con Irán y Siria–, que llevó a cabo el bloqueo de los campos de refugiados palestinos, atentó contra personalidades–intelectuales–laicas–, que eran de origen chií, y bombardeó con cohetes( ¿ proporcionados por Siria o Irán?) sistemáticamente territorios que Israel ocupó en Líbano. Tampoco este grupo radical armado practica, precisamente, los Derechos Humanos.

El bueno de Israel–como Estado de derecho–tampoco es “ una hermanita de la caridad–cuando con sus actuaciones de tipo bélico, hace caso omiso a la Convención de Ginebra( Declaración Universal de los Derechos Humanos, de 10 de diciembre de 1948).Porque en sus ataques militares han arrasado casas enteras, y con sus ocupantes dentro–incluidos mujeres y niños–, bajo la creencia errónea de que cada palestino es un terrorista suicida y de que no existen en este mundo árabes/musulmanes buenos...Y, claro está, contando con la anuencia de los EE.UU., y la casi nula intervención de la ONU. ¡Vaya política internacional que estamos desarrollando!

Amnistía Internacional nos informa en el sentido de que, hoy en día, más de la mitad de los países del Globo Terráqueo incluyen en sus leyes penales la pena de muerte–valga la redundancia-. Puede que sean sobre noventa países los que ponen en práctica la última. Y EE.UU. se lleva la palma tocante a ejecuciones de seres humanos que, que aunque delincuentes, siguen siendo personas...Se podría conmutar, en todos los casos, dicha pena capital por la de “cadena perpetua”. Sería, indudablemente, más humano el hacerlo. No puedo olvidar, ni por un momento, lo que Martin Luther King manifestó: “Nuestra generación no se lamentará tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos” .
La Coruña, 16 de diciembre de 2006
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* Mariano Cabrero Bárcena es escritor
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