“Estaremos siempre mientras nuestro cáncer familiar...”.
En la actualidad, y esto nos ocurre por no haber sido previsores, la búsqueda de trabajo constituye la más acúcienle de las dificultades con las que han de enfrentarse los seres humanos en esta vida. Existe un elevado índice de desempleo (según estadísticas al respecto, el último alcanza cotas del 19%. Muy alto, sin duda, si lo comparamos con el que tienen en estos momentos algunas naciones europeas. Y bien digo ‘Naciones’–Estados–, porque en España hemos de convenir que las últimas las nombramos como ‘Autonomías’, mal que le pese a algunos españoles..., qué no sé el porqué no desean reconocer que pertenecen a la Península Ibérica ).
Estaremos siempre mientras nuestro ‘cáncer familiar actual’–la falta de trabajo–, siga afectando a buena parte de la población española, que se encuentra con el agua al cuello para llegar a fin de mes, y abonar las cuotas para la amortización de ese piso que pensaron iba a ser de su propiedad, y con el paso de los años...
Y es que buscamos todos lo mismo: trabajo. Tratamos que sea idóneo y seleccionamos aquel que nos despierte cierto placer al desempeñarlo, para que el rendimiento y el equilibrio estén asegurados. No obstante, algunas empresas suelen cometer el error de colocar al trabajador en un puesto de trabajo superior o inferior a su capacidad. En el primer caso, el contratado responsable se sentirá frustrado, pues no conseguirá más que fracasos y amonestaciones–lógicas–por parte de sus jefes más inmediatos; en el segundo caso, si el empleado está cualificado para desempeñar tareas superiores a las encomendadas, a la larga, se encontrará descontento y no motivado, redundando en su bajo rendimiento.
Pero hoy por la juventud no puede seleccionar el ‘trabajo’ idóneo a sus facultades física e intelectuales: se conforma con cualquier trabajo para subsistir, y apartarse de esa marea negra que produjo la recesión actual: verdadera crisis financiera mundial.
Hace poco tiempo (dos años atrás), observaba uno a esos pobres desheredados de la fortuna que pernoctaban (nunca diré dormían) en la ‘santa calle’ al lado de cualesquiera de los bancos para tomar asiento. Otras muchas veces también pude ver, que los primeros estaban acomodados, y por así decirlo, en el interior de los habitáculos donde la banca española tiene instalados los cajeros automáticos para la retirada de dineros.
Considera uno que la juventud tiene una mundo de ambiciones por delante y por él debe luchar. Si éste no se produce con la normalidad deseada por todos, el ciclo de la vida se habrá invertido, y el mundo de la creación o creatividad de los descubrimientos..., que pertenece a los jóvenes, se verá afectado sensiblemente. _Goethedejo escrito: “La actividad es lo que hace feliz al hombre”.
La crisis por la que estamos pasando ha afectado a un gran número de personas, que han tenido que pasar al ‘paro obrero’–con sus limitaciones en el tiempo–, o al triste y negro despertar del desempleo. En esta ultima situación se encuentran hombres y mujeres separados, madres solteras–que tienen hijos a su cargo–, trabajadores con contratos temporales, chicos/as recién casados (que también tienen derecho a vivir sus vidas e ilusiones, como las vivimos los demás), obreros de la construcción...
“Si me lo dices, me olvido. Enséñamelo, y puede que me acuerde. Cuenta conmigo, y lo entenderé”, así reza un proverbio de sabiduría china. Esto es por lo que claman todos los adolescentes: ¡Cuenta conmigo! Se han olvidado nuestros políticos de turno de aquellas escuelas profesionales de aprendices( Empresa Nacional Bazán, Fábrica de Armas...).Las Escuelas de Formación Profesional no están funcionando al cien por cien y, claro está, tenemos chicos/as de 23 o 24 años con uno o varios títulos universitarios, que no tienen dónde desarrollar sus conocimientos. ¡Menudo panorama el que les espera!
Las estadísticas nos dicen (si es que no están equivocadas) que sobre un 70% de chicos y chicas mayores de treinta años, aún siguen viviendo en sus domicilios familiares. Se pregunta uno qué adónde van a ir que mejor estén.
Y, sin embargo, debemos concienciar a nuestros hijos para que se acostumbre a desempeñar empleos cualesquiera, aunque tengan sobrados conocimientos para desempeñar otros de mayor nivel. A ningún joven, hoy en día, se le caen los anillos por trabajar en lo que sea. Dicho de otro modo, muchos no podrán comprar los anillos de compromiso o lucimiento por falta de trabajo (dinero).
El seísmo económico por que estamos atravesando, es más grave de lo que parece. El gobierno actual y los anteriores nos enseñaron a vivir por encima de nuestras posibilidades dinerarias, y esto dio lugar a que muchas gentes se lanzaron a adquirir una vivienda–sin mirar precios y posibilidades económicos–, a comprar un coche nuevo, una televisión de plasma y disfrutar de unas vacaciones que no correspondían al status social al que cada pertenecemos: el resultado ha sido las catástrofes económicas que estamos observando en numerosas familias, incluso, las de la clase media.
La Coruña, 10 de diciembre de 2009
©Mariano Cabrero es escritor
En la actualidad, y esto nos ocurre por no haber sido previsores, la búsqueda de trabajo constituye la más acúcienle de las dificultades con las que han de enfrentarse los seres humanos en esta vida. Existe un elevado índice de desempleo (según estadísticas al respecto, el último alcanza cotas del 19%. Muy alto, sin duda, si lo comparamos con el que tienen en estos momentos algunas naciones europeas. Y bien digo ‘Naciones’–Estados–, porque en España hemos de convenir que las últimas las nombramos como ‘Autonomías’, mal que le pese a algunos españoles..., qué no sé el porqué no desean reconocer que pertenecen a la Península Ibérica ).
Estaremos siempre mientras nuestro ‘cáncer familiar actual’–la falta de trabajo–, siga afectando a buena parte de la población española, que se encuentra con el agua al cuello para llegar a fin de mes, y abonar las cuotas para la amortización de ese piso que pensaron iba a ser de su propiedad, y con el paso de los años...
Y es que buscamos todos lo mismo: trabajo. Tratamos que sea idóneo y seleccionamos aquel que nos despierte cierto placer al desempeñarlo, para que el rendimiento y el equilibrio estén asegurados. No obstante, algunas empresas suelen cometer el error de colocar al trabajador en un puesto de trabajo superior o inferior a su capacidad. En el primer caso, el contratado responsable se sentirá frustrado, pues no conseguirá más que fracasos y amonestaciones–lógicas–por parte de sus jefes más inmediatos; en el segundo caso, si el empleado está cualificado para desempeñar tareas superiores a las encomendadas, a la larga, se encontrará descontento y no motivado, redundando en su bajo rendimiento.
Pero hoy por la juventud no puede seleccionar el ‘trabajo’ idóneo a sus facultades física e intelectuales: se conforma con cualquier trabajo para subsistir, y apartarse de esa marea negra que produjo la recesión actual: verdadera crisis financiera mundial.
Hace poco tiempo (dos años atrás), observaba uno a esos pobres desheredados de la fortuna que pernoctaban (nunca diré dormían) en la ‘santa calle’ al lado de cualesquiera de los bancos para tomar asiento. Otras muchas veces también pude ver, que los primeros estaban acomodados, y por así decirlo, en el interior de los habitáculos donde la banca española tiene instalados los cajeros automáticos para la retirada de dineros.
Considera uno que la juventud tiene una mundo de ambiciones por delante y por él debe luchar. Si éste no se produce con la normalidad deseada por todos, el ciclo de la vida se habrá invertido, y el mundo de la creación o creatividad de los descubrimientos..., que pertenece a los jóvenes, se verá afectado sensiblemente. _Goethedejo escrito: “La actividad es lo que hace feliz al hombre”.
La crisis por la que estamos pasando ha afectado a un gran número de personas, que han tenido que pasar al ‘paro obrero’–con sus limitaciones en el tiempo–, o al triste y negro despertar del desempleo. En esta ultima situación se encuentran hombres y mujeres separados, madres solteras–que tienen hijos a su cargo–, trabajadores con contratos temporales, chicos/as recién casados (que también tienen derecho a vivir sus vidas e ilusiones, como las vivimos los demás), obreros de la construcción...
“Si me lo dices, me olvido. Enséñamelo, y puede que me acuerde. Cuenta conmigo, y lo entenderé”, así reza un proverbio de sabiduría china. Esto es por lo que claman todos los adolescentes: ¡Cuenta conmigo! Se han olvidado nuestros políticos de turno de aquellas escuelas profesionales de aprendices( Empresa Nacional Bazán, Fábrica de Armas...).Las Escuelas de Formación Profesional no están funcionando al cien por cien y, claro está, tenemos chicos/as de 23 o 24 años con uno o varios títulos universitarios, que no tienen dónde desarrollar sus conocimientos. ¡Menudo panorama el que les espera!
Las estadísticas nos dicen (si es que no están equivocadas) que sobre un 70% de chicos y chicas mayores de treinta años, aún siguen viviendo en sus domicilios familiares. Se pregunta uno qué adónde van a ir que mejor estén.
Y, sin embargo, debemos concienciar a nuestros hijos para que se acostumbre a desempeñar empleos cualesquiera, aunque tengan sobrados conocimientos para desempeñar otros de mayor nivel. A ningún joven, hoy en día, se le caen los anillos por trabajar en lo que sea. Dicho de otro modo, muchos no podrán comprar los anillos de compromiso o lucimiento por falta de trabajo (dinero).
El seísmo económico por que estamos atravesando, es más grave de lo que parece. El gobierno actual y los anteriores nos enseñaron a vivir por encima de nuestras posibilidades dinerarias, y esto dio lugar a que muchas gentes se lanzaron a adquirir una vivienda–sin mirar precios y posibilidades económicos–, a comprar un coche nuevo, una televisión de plasma y disfrutar de unas vacaciones que no correspondían al status social al que cada pertenecemos: el resultado ha sido las catástrofes económicas que estamos observando en numerosas familias, incluso, las de la clase media.
La Coruña, 10 de diciembre de 2009
©Mariano Cabrero es escritor